Mentalidad colmena
¿Cómo se desarrolla un Planeta?
Lo que llamamos Naturaleza…
¿Qué leyes la rigen? El orden en los compuestos químicos, en los mecanismos de cicatrización de una herida, en los instintos animales…
Un error común es pensar que el Ser Humano y sus ciudades están en un polo opuesto a la Naturaleza, cuando en realidad formamos parte de lo mismo. Quizás al tener la capacidad de mayor conciencia, eso nos da la ilusión de que podemos “salirnos” y hasta destruirla.
Una Perspectiva Inversa
Pero… ¿Y si fuera al revés? No en el sentido de que la Naturaleza nos destruiría, sino de que tenemos la opción de alinearnos con determinadas leyes, y si no, nos descomponemos en compuestos que sí se alinean voluntariamente a la Inteligencia Planetaria.
Finalmente, nuestro cuerpo físico está compuesto por elementos de la Tierra, así que mucha propiedad no ejercemos en sentido estricto. Se trata más bien de una “transferencia propietaria” para agregar valor, al tiempo que vivimos en el Espacio habitado: cuerpo y Planeta.
Libre Albedrío Limitado
Tenemos libre albedrío, pero es limitado como nuestra capacidad para volar depende de nuestra creatividad tecnológica. En este libro abordamos extensamente que mucho es posible, pero su probabilidad de ocurrencia queda vinculada al proceso mediante el cual uno concretiza la materialización.
Ya cuentan con todos los ajustes para madurar alegremente ese desarrollo. También habrán comprobado la paradoja de que el desarrollo individual implica en algún punto un querer compartirlo con alguien más y hasta el más destructivo necesita de alguien para dañar: estamos interconectados así como compartimos el aire que respiramos.
(Cabe destacar que el desarrollo de la mentalidad humana está estrechamente relacionado con la atmósfera del planeta, pero eso lo abordaremos en otra ocasión tal vez).
La Mentalidad Colmena
Las abejas
La Mentalidad Colmena es una analogía con la forma en que las abejas se comportan como un único organismo interconectado, cumpliendo por supuesto reglas estrictas según su fin que es “funcionar como abejas”.
Lo interesante es que no saben acerca del concepto “abeja” y sin embargo, movidas por la sabia Naturaleza, su acción se enfoca en polinizar plantas, producir miel, equilibrar el ciclo del carbono, conservar ecosistemas naturales, etc.
Preguntas Fundamentales
- ¿Cuál es el fin del ser humano?
- ¿Qué conceptos necesita crear para sintonizar con los ciclos naturales que sostienen su existencia?
- ¿Cómo podríamos funcionar en comunidad, sin caer en las directrices de una religión o perder la individualidad en una masa amorfa?
Esas son algunas de las preguntas que pretendo contestar con el concepto de Mentalidad Colmena.
Mentalidad vs. Mente
Una mentalidad es una sincronización de funcionamiento respecto de lo que ya está creado, mientras que una mente puede crear novedades desde la Nada misma. En mi libro “Personalidad desde 0” enseño la gestión de estos dos conceptos, y es este aprendizaje puesto en el compartir con los demás el que podría generar poco a poco una conciencia colmena.
El Ser Humano como Creador
Un ser humano, a diferencia de los animales, es un CREADOR de conceptos, por lo tanto de muchas realidades posibles, a mayor o menor velocidad de la que los ciclos naturales apoyan. La Naturaleza puede encargarse de renovar los recursos naturales, pero un uso abusivo de los mismos generará desequilibrios.
Los desfases excesivos en esta sincronización no perturban al Planeta, pero sí pueden amenazar a aquellos que lo habitamos, simplemente porque una mentalidad autodestructiva no será financiada por el mismo, entrando en modo reciclaje (también de humanos).
Del Individuo a la Comunidad
Tenemos la opción de cómo crear realidades, pero a su vez tenemos acotes a respetar. Así como las abejas funcionan en colmenas, los seres humanos tenemos que pasar del desarrollo individual a la conciencia grupal ELEGIDA (no impuesta).
Para lograr esto, el paso intermedio es hacer lo máximo para mejorar la individualidad. De esta manera se hace evidente nuestra inevitable interconexión. El respeto por la existencia de un otro ocurre cuando de verdad elijo que esté junto a mí, no porque lo necesito para sobrevivir, sino porque valoro lo que es.
Implicaciones de la Mentalidad Colmena
Pertenencia y Humildad
Lograr una Mentalidad Colmena, en mi opinión, implica tener un límite claro respecto a nuestra pertenencia a la especie humana y su base en los reinos precedentes: nuestra animalidad, nuestra fisiología vegetativa y nuestra composición mineral.
El diseño abierto de lo que un “Ser Humano es y puede ser” queda limitado a una pertenencia “especial” y una humildad hacia el Entorno-Marco que nos posibilita nuestro existir.
Responsabilidad en el Pensamiento
La máxima de “no hagas a los demás lo que no quisieras que te hagan a ti mismo” se complementa en la Mentalidad Colmena con “piensa acerca de los demás de la forma en que te gustaría que pensaran acerca de ti mismo y chequea las diferencias”.
Ser conscientes de que con nuestros pensamientos generamos atmósferas que permiten determinados estados de ánimo y que éstos incuban acciones específicas es fundamental. Volvernos responsables de nuestros pensamientos tanto voluntarios como automáticos es de lo que trata la Mentalidad Colmena.
Conclusión
En conclusión, la Mentalidad Colmena nos invita a repensar nuestro rol en el mundo, no como seres aislados, sino como parte de un organismo más grande al que pertenecemos: el Planeta. Este salto no se trata de volver a los viejos paradigmas religiosos, sino de evolucionar hacia una conciencia superior que reconoce nuestra pequeña pero significativa contribución a un sistema más vasto e inteligente. Al integrar esta mentalidad, aceptamos nuestra naturaleza interconectada y abrazamos la responsabilidad de nuestros pensamientos y acciones, no solo por nuestro propio bienestar, sino por el bienestar colectivo. En esta unidad, encontramos no solo nuestra verdadera fuerza, sino también la oportunidad de vivir una vida más plena y significativa, en armonía con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea. Porque en última instancia, el desarrollo individual es solo el primer paso hacia una evolución compartida.