Gestalt y NMG
Si estás lidiando con algún síntoma o enfermedad, te propongo una frase que podría abrir una futura consulta conmigo:
¿Qué sabe mi cuerpo (o la parte de él que está generando el síntoma) que yo aún no sé, o no quiero saber?
Tanto la Terapia Gestalt, como la Gestalt Lógica y lo planteado en Mentalidad Colmena, comparten un común denominador: organizan la experiencia desde lo real, a través del cuerpo. Los gestálticos somos conocidos por acompañar procesos donde «el cuerpo grita lo que la mente calla» y por evidenciar cómo «el cuerpo lleva la cuenta». Ya sea dialogando con los órganos, siguiendo el método de la psiquiatra Nana Snacke, o focalizando la experiencia corporal en el Proceso de Contacto durante la sesión terapéutica del Aquí y Ahora radical, somos la escuela de psicoterapia que, en mi opinión, más ha trabajado en traducir lo sintomático. Traducir e interpretar no son lo mismo.
Actualmente, existen muchos enfoques que intentan abordar lo somático, como la Biodescodificación, que, aunque no reconocida oficialmente, es muy popular. Estos enfoques suelen ofrecer interpretaciones que, en ocasiones, refuerzan la culpa por no haber «hecho algo bien».
Escuchar a tu cuerpo es muy distinto a eso; cualquiera que haya hecho Gestalt estará de acuerdo. Traducir, en cambio, implica poder habitar la experiencia original y desde allí ofrecer descripciones lo más fieles posibles a esa fuente.
Es por eso que los procesos gestálticos toman cierto tiempo, debido a que no hay algo pre-interpretado que forzamos encajar, sino un proceso abierto para descubrir la intencionalidad más auténtica de lo sintomático.
El gran desafío es llegar al conflicto psicológico habiendo traducido correctamente el conflicto BIO-lógico para ayudar a reintegrar a la persona a su totalidad saludable. Y en esa ruta hay nuevas miradas que mejoran la precisión a la hora de “hablar en corporal”.
La Nueva Medicina Germánica (NMG) es un cambio en la lógica operante en la vinculación entre órganos, cerebro y psique.
Un médico llamado Ryke Geerd Hamer “biologizó” las lecturas psicológicas relacionadas con lo somático, vinculándolas con la embriología y el sistema nervioso autónomo. En su primera teoría de la Nueva Medicina Germánica, afirma que todo lo que llamamos enfermedad es producida por hechos sorpresivos, dramáticos e imposibles de verbalizar (DHS / Síndrome de Dirk Hamer), que generan un conflicto biológico.
Este conflicto produce en forma sincrónica un programa cerebral de supervivencia que genera una respuesta orgánica específica y un estado de preocupación psíquica. Es decir que hay una relación directa entre “aquello que sucede”, “cómo lo percibimos” y “cómo la biología lo soluciona a SU manera”.
Si no estamos a la altura de los conflictos en los que nos vemos envueltos, la biología activará sus “programas seguros”, solucionando biológicamente ese desafío específico. Por ejemplo, ante un conflicto de pérdida de territorio podría aumentar la producción de orina (porque en el Reino Animal, es necesario marcar el propio espacio). Biológicamente está resuelto, hay más orina disponible, pero si no logramos traducir lo que está pasando, “interpretamos” una enfermedad. De esta manera entramos en muchos círculos viciosos que retroalimentan la angustia ante la expresión de la biología cuyo sentido no terminamos de captar aún.
Podríamos pensar en el DHS como un estímulo tan intenso, que no ha podido ser registrado en su totalidad. En terapia facilitamos ese “cierre”de Gestalt, siendo un complemento al quehacer de la medicina, no un sustituto.
El siguiente EJEMPLO ilustra cómo la intervención psicológica podría reducir o transformar la percepción de un conflicto de tal forma que la biología no active sus programas de supervivencia, favoreciendo un procesamiento más consciente y menos somatizado del conflicto.
Caso: Marta de 45 años recibe una llamada inesperada: su hijo mayor fue arrestado por un problema de drogas. Esta noticia fue tan sorpresiva y abrumadora para Marta que la dejó sin palabras, experimentando una mezcla de angustia y shock. Este evento inesperado y dramático representa lo que en la NMG se denomina como el Dirk Hamer Syndrome (DHS).
Sin terapia
Conflicto Biológico:
Marta experimenta esta situación como un «conflicto de nido», típico de una mamífera que siente que su capacidad de proteger y mantener su hogar seguro, ha sido amenazada. La angustia y el miedo por el bienestar de su hijo desencadenaron en Marta un conflicto biológico específico.
Órgano Afectado:
En términos de la NMG, este tipo de conflicto afecta a menudo las glándulas mamarias, cuyo origen embriológico está relacionado con el ectodermo y responde a un programa biológico antiguo de protección y provisión para la descendencia. En respuesta a este conflicto, las células de las glándulas mamarias comienzan a multiplicarse “preparándose” para alimentar y proteger al hijo. Este crecimiento celular se manifiesta en Marta como un pequeño bulto en el seno izquierdo, que en términos médicos sería diagnosticado como un tumor mamario.
Respuesta Biológica:
En el caso de Marta, la biología ha activado un programa de supervivencia arcaico para intentar solucionar el conflicto percibido: proteger a su hijo y asegurar su bienestar. Este mecanismo automático del organismo actúa de manera sincronizada con el estado de shock emocional, buscando reforzar las capacidades protectoras maternas de Marta. Sin embargo, Marta no entiende esta respuesta biológica y percibe el bulto como una amenaza aún mayor, generando un conflicto secundario de temor a su propia enfermedad y creando un círculo vicioso de angustia, empeorando el conflicto original.
Variación: Marta con Terapia Psicológica
Supongamos ahora que Marta estuvo asistiendo a terapia psicológica durante un tiempo antes de este evento traumático. Su terapia se enfocaba en desarrollar resiliencia emocional y en trabajar sus creencias de autosuficiencia y protección en relación con su familia. La intervención psicológica, realizada de manera preventiva, le permitió comprender que no todos los problemas que enfrentan sus hijos dependen exclusivamente de ella, y que su papel como madre puede tener límites saludables sin que esto comprometa su amor o cuidado.
Conflicto Biológico con Apoyo Psicológico:
En el momento en que recibe la llamada sobre su hijo, Marta aún experimenta una preocupación intensa y se siente afectada por la situación, pero gracias al trabajo previo en terapia, logra identificar su reacción emocional y reconoce que este problema no compromete directamente su rol protector de manera tan inminente. Esto reduce la percepción de «amenaza al nido» y, con ello, la activación del programa biológico de supervivencia relacionado con las glándulas mamarias.
Aunque Marta atraviesa un proceso emocional doloroso, su biología no interpreta la situación como un peligro directo para su función de protección maternal, por lo que no se desencadena el crecimiento celular en las glándulas mamarias. Su reacción, aunque intensa, permanece a nivel psicológico y puede gestionarse sin que se active una respuesta biológica significativa. Además, el acompañamiento terapéutico posterior le permite encontrar maneras de gestionar su angustia y ayudar a su hijo sin desarrollar un síntoma físico, manteniéndose en una mayor totalidad saludable.
En Psicología no podemos dar certezas de resultados ya que esto es imposible y por ende no ético. Sin embargo, es obvio que conocerse de forma íntegra y trabajar en la coherencia madura entre pensamiento y acciones es fuente inevitable de Bienestar.
¿Y la Psicología entonces qué?
Lo bueno:
Los psicólogos tenemos un campo inmenso abierto ante este cambio de lógica, ya que todo trabajo terapéutico que reduzca los conflictos psicológicos de las personas, es un preventivo para el mejor posicionamiento ante un (inevitable-eventualmente) DHS.
Recordemos que en la Gestalt hacemos énfasis en cómo PERCIBIMOS la realidad, en otras palabras, colaboramos con la madurez de la persona para que esté a la altura de sus desafíos evolutivos. Por otro lado, todo espacio terapéutico previene contra la tercera condición de un DHS: la vivencia de los hechos de forma aislada y sin posibilidades de verbalizarlos; y muchas veces colabora a su vez con la segunda, bajando la intensidad de lo dramático de lo ocurrido. El valor agregado aumenta notablemente si el terapeuta acompaña además en descubrir las necesidades biológicas y psicológicas asociadas.
Lo no tan bueno:
Lamentablemente el riesgo a entrar en interpretaciones es aún muy alto, aunque no tanto en ámbitos gestálticos donde nuestra premisa es la EXPERIENCIA de la persona y no la explicación del terapeuta.
Por otro lado queda mucho por investigar aún, respecto de las lecturas biológicas y por ende puede haber aún mucha confusión respecto a los conflictos psicológicos u biológicos. La medicina clásica aún se encuentra en puja con la NMG y la Psicología como siempre, acompaña los procesos sin invadir ámbitos de incumbencia.
La Nueva Medicina Germánica, con sus 5 Leyes Biológicas, constituye un complemento invaluable para estudiar seriamente el lenguaje del cuerpo. Me encuentro actualmente en ese camino. Es una trama compleja, pero un gran avance para quienes, como los gestálticos, seguimos pacientemente la sabiduría orgánica sin caer en interpretaciones humanas rápidas. Entender la biología animal, en mi opinión, inmuniza contra el caos reinante en muchas terapias alternativas actuales.
Por el momento, puedo ofrecerte un acompañamiento específico sólo en el marco de la Terapia Gestalt, donde siempre partiremos de lo corporal, focalizando en escuchar lo que tu biología está manifestando para así disminuir tu sufrimiento. Las ventajas asociadas, en el marco de estas nuevas miradas son evidentes: nos correremos de lo dramático pero con responsabilidad, entraremos en un proceso de nombrar aquello que hasta ahora sólo el cuerpo pudo hacer, e iremos tejiendo tramas nuevas de los traumas, desde una nueva versión de ambos, paciente y terapeuta.
¡Qué maravillosa es la Terapia Gestalt!
Nunca sabremos cuánta prevención ocurre al permitir que un ser humano se exprese auténticamente, ya que muchos problemas se disuelven antes de manifestarse.
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